16 de febrero de 2007

AMOR INTELIGENTE

Llevar una pareja adelante tratando de compatibilizar las personalidades de ambos integrantes es algo bastante complicado, sobre todo en los primeros momentos, en los que cada uno se está acomodando a las gracias del otro.

El otro, y una misma también, suele incurrir en algunos errores, que con el paso del tiempo sabe que no debe hacerlos, y automáticamente pasa a lo que algunos denominan “Amor Inteligente” (AI). Se trata de utilizar esos atajos que parecen garantizar una pareja más feliz.



La cuestión es ¿Cuándo se hace uso y abuso del AI?¿Cuándo el AI roza la mentira?. Veamos algunos casos a modo de ejemplificación para intentar determinarlo:

  • ENFERMEDAD: Te enfermaste, el matasanos decretó 72 hs. de reposo, y terminaste postrada en tu cama convertida en una especie de lechuga. Como todavía no es el momento de compartir el lecho con tu hombre, cada uno vive en su casa. No sólo el otro imberbe no te va a “cuidar” por sus múltiples obligaciones de hombre adulto, sino que además ni siquiera se digna a llamarte aunque sea una vez al día para ver tu evolución. Conclusión: El tipo es un salame, no utilizó las bondades del AI y se le armó la rosca. A todo esto, vos, así de germenosa como estás, también tenés que andar preocupándote por un tipo poco atento.

  • FLORES: El hombre tiene una creencia arraigada en su cultura, de que él llega con un ramo de flores y la mujer se olvida de todos los trastornos que le ha generado. Pues no, señores, el recurso de la flor podría haber funcionado en los 50´s, pero en el 2000 mínimo aparecete con un reproductor de DVD, y aún así no se garantiza la conformidad de la dama. De hecho, el “factor Flor” tampoco debía resultar en los 50´s, sólo que la mujer se callaba porque el macho recalcitrante la mantenía y no podía andar haciéndose la rebelde por ahí.
    En este caso, aplicar el AI sería dejar las flores para un momento de plenitud conyugal y cuando se incurre en una trastada, simplemente se agacha la cabeza, se reconoce el error y se busca un método alternativo. De hecho, si el tipo hubiese aplicado el AI, directamente no tendría que andar vagando por las florerías para resarcir su error.

  • CONSENSO: Otro de los errores más comunes del mal uso del AI. El hombre experimentado en relaciones de pareja debería saber que, si emprende una relación estable, las cosas se consultan. Pero, como en ocasiones parece que sufriera de "amnesia", de repente te sale ese mismo día con que organizó un encuentro con su compañeros de trabajo y sus mujeres, y vos quedás supeditada a ir; si no vas sos una garca y si lo hacés tenés cara de perro y le amargás la noche. Cuando el tipo decide a mansalva cómo organiza las cuestiones, la dama se ofende y se arma (o no se arma, pero ella lo canaliza por otro lado y también vienen los problemas).

Hasta aquí hemos visto como el uso del AI puede hacer que una pareja sea medianamente armónica. Ahora, ¿Qué pasa cuando se abusa del AI? En ocasiones se pasa al terreno del engaño, ya que si al hombre, o a la mujer, no le surge hacer determinadas cosas, no tiene sentido que le haga creer al otro que sí le surgen. Simplemente queda en una tomarlas o dejarlas; si al tipo no le importa, ¿Qué sentido tiene seguir invirtiendo tiempo y energía en una relación dudosa? Es para pensarlo.